Jesucristo como Capellán
En el corazón de la capellanía cristiana está el servicio, el amor y la compasión por aquellos que necesitan consuelo. Jesucristo es el modelo perfecto de capellán, el guía supremo que vino a sanar corazones y a restaurar vidas con su amor incondicional.
Jesús: El Capellán por Excelencia
A lo largo de su ministerio terrenal, Jesús mostró el verdadero corazón de un capellán:
- Escuchó y acompañó a los necesitados (Lucas 7:13).
- Sanó a los quebrantados de corazón (Salmo 147:3).
- Llevó esperanza a los que estaban en desesperación (Mateo 11:28).
Él no solo predicó la verdad, sino que se acercó a los marginados, consoló a los afligidos y ofreció paz a los que llevaban cargas pesadas.
El Servicio de Jesús en la Capellanía
Jesús no esperó a que la gente viniera a Él; Él fue a donde estaban. Se sentó con pecadores, tocó a los enfermos y compartió con los despreciados. Su vida fue una demostración de lo que significa acompañar a otros en sus momentos más difíciles.
Los capellanes de hoy siguen su ejemplo al:
- Escuchar sin juzgar.
- Orar por los que sufren.
- Llevar la esperanza de la Palabra de Dios a hospitales, cárceles, comunidades y lugares de crisis.
Jesús, el Buen Pastor
Jesús se describió a sí mismo como el Buen Pastor (Juan 10:11). Un capellán es un reflejo de este amor pastoral, guiando a las personas hacia Dios en medio de sus desafíos. Así como Jesús buscó a la oveja perdida, los capellanes buscan a quienes necesitan esperanza.
Conclusión
Jesucristo es el capellán por excelencia, el que camina con los afligidos, restaura a los heridos y da vida en abundancia. Siguiendo su ejemplo, los capellanes de hoy son llamados a ser instrumentos de su amor y gracia en un mundo que anhela consuelo y restauración.

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